Argentina volvió a festejar, y ahora llega México en un duelo a todo o nada

Lo que cuesta vale. Fue 2-0 en un partido que Argentina afrontó como lo que era: un agregado después de haber hecho el gran trabajo en los dos primeros choques. Pero haber llegado a la victoria a 12 minutos del final, y saber que se logró quebrar a un rival que se había defendido hasta ese momento con buenos resultados, es un buen impulso para lo que viene. Que será muy duro porque espera México, un rival que es una medida más seria que cualquiera de los que tuvo Argentina en el grupo. Y porque a partir de ahora una caída se paga con la eliminación.
Parte de la receta griega en el primer tiempo incluyó ensuciar el partido con faltas continuas y algunas acciones corridas del reglamento. Sobre todo a través del capitán Karagounis. Protestó cada uno de los fallos del endeble uzbeco Irmatov -no amonestó a Papastathopoulos a pesar de haber apelado continuamente al juego brusco-, provocó burdamente a Messi después de que devolvió la pelota en un lateral y trató de sacar de las casillas a todos. Para el segundo tiempo, ni salió a jugar. El fútbol lo agradeció.
Hasta que llegó otra vez la bendita pelota parada, a doce minutos del cierre. Como en el debut ante Nigeria, como en el segundo choque ante Corea. Cayó un corner en el área griega que cabeceó Demichelis, la pelota le rebotó a Milito y le quedó servida otra vez al central para fusilar al arquero y poner el 1 a 0. Quedó tiempo para más. Para que Palermo escribiera una nueva página en su increíble historia, capturando el rebote después de una gran jugada de Messi y clavando la pelota contra el palo, con su pierna menos hábil, para el 2 a 0. Un resultado que, después de como se dio el partido, genera optimismo para lo que viene. Aunque ahora las pruebas serán más exigentes.

Nos Despedimos con un video de las mejores jugadas y, por supuesto, los goles (Perdón por la calidad y audio del video)



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